INVITACION ESPECIAL
“LOS LADRILLOS DE LA VIDA”
Hace diez
años un joven ejecutivo con una carrera brillante que se llamaba Josué viajaba
por una calle en Chicago. Iba
extremadamente rápido en su Jaguar negro de 12 cilindros XKE, el cuál era
relativamente nuevo. Miraba
atentamente para no atropellar a algún niño que saliera de la parte de atrás
de algún auto. De repente, un
ladrillo voló y se rompió en la puerta del pasajero de su precioso auto.
Frenó tan rápido que las gomas chillaron. Josué brincó fuera de su carro y agarró a un niño que
oviamente había lanzado el ladrillo, lo tiró contra un auto parqueado y le
gritó: “¿De qué se ha tratado
todo esto y quién eres?” ¿Sabes
lo que has hecho? ¡Te ha de costar
caro este chistecito, ese es mi nuevo Jaguar!
¿Por qué lo has hecho? “Perdone
Señor, dijo el niño, no sabía que más hacer, mi hermano se ha caído de la
silla de ruedas y por más que he tratado no podía levantarlo, nadie paraba y
lo único que se me ocurrió para que alguien parara fué el tirar el ladrillo.”
Josué miró el triste panorama, tragó en seco, y levantó al
joven que yacía en el piso, tomó su pañuelo y limpió las heridas del rostro
del joven y las lágrimas del niño. Muy
lentamente se devolvió a su carro. Mantuvo
el carro con ese golpe para recordarse de no andar atravesando la vida tan
rápido que no pueda ver la necesidad de otra persona y tengan que tirarle un
ladrillo para llamar su atención.
La vida nos manda ladrillos, unos mas suaves que otros, pero es la forma
en que Dios llama nuestra atención, para que sepamos que en la vida todo se
acaba y que necesitamos parar y mirar hacia él sabiendo que un Dios
tan maravilloso que dió su único hijo por nosotros, es capaz de
servirnos como escudero para los ladrillos que vienen a golpearnos y a herirnos.
Hoy te invito a que no corras más, que no busques más huir de los
problemas de la vida. Lo material
se acaba, la fama, el dinero, y hasta la juventud, pero lo eterno permanece, eso
es Cristo Jesús. Hoy simplemente
dile: “Señor, estoy cansado(a)
de correr, ven a mi corazón y dame tu paz”.
Si has hecho
esta simple oración, hazmelo saber através de mi correo electrónico:
ministeriocristoelrey@hotmail.com.
¡Dios
te bendice!